Con el cambio en las rutinas, los horarios y actividades que impuso la cuarentena, los hábitos alimentarios se modificaron. La alimentación pasó a tener un lugar central en la vida de las personas, incrementándose el consumo de alimentos de baja calidad al tiempo que se acentuaron las sensaciones de angustia, ansiedad y aburrimiento.
El problema, de acuerdo con la coordinadora del Programa Nacional de Alimentación Saludable y Prevención de la Obesidad del Ministerio de Salud de la Nación, Verónica Risso Patrón, está en el aumento de la prevalencia de enfermedades como la diabetes, la obesidad, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares.
Según la nutricionista Noelia Giorlando (Mat. 907), en lo que va de cuarentena, la mayoría de las personas han aumentado el consumo de alimentos que contienen elevadas cantidades de harinas refinadas, grasas saturadas, azúcares simples y sal, que, consumidos habitualmente, acarrean los riesgos antes mencionados.
Las razones, de acuerdo a la nutricionista, tienen varias explicaciones que se conjugan: “En primer lugar, contamos con más tiempo para dedicarnos a la cocina; en segundo lugar, estados emocionales como la ansiedad, angustia y aburrimiento aumentan en situaciones de encierro, confundiendo las señales de hambre- saciedad y el registro mental de lo que comemos; en tercer lugar, la disminución y limitación de la actividad física en ciertos casos nos lleva a compensar con comida; en cuarto lugar, niveles de estrés altos o moderados, producto de la situación de amenaza constante que estamos viviendo; en quinto lugar, nuevas obligaciones como hacer las tareas, ocuparse de la casa, el trabajo online, etc.; y en sexto lugar, nos compensamos o recompensamos con la comida frente a la situación de aislamiento y limitación de actividades sociales y recreativas”.
Según Risso Patrón, es imprescindible en estos momentos hacer un llamamiento a la conciencia y limitar los alimentos que a mediano y largo plazo dañan la salud: “Es muy importante reducir el consumo de productos ultraprocesados, que son aquellos que tienen altas cantidades de azúcar, grasa y sal. Por ejemplo, disminuir el consumo de bebidas azucaradas como gaseosas, jugos; disminuir el consumo de golosinas; de comidas rápidas como hamburguesas, salchichas, galletitas”.
En ese sentido, Giorlando explicó que no deben pensarse como alimentos prohibidos, a menos que exista una patología o enfermedad que así lo requiriera. Así, señaló que como estrategia se pueden limitar para los fines de semana, permitiendo un orden y dando mayor armonía física o mental.
Otra recomendación indicada por la licenciada fue la de estar atentos de las señales de hambre y saciedad y a las sensaciones corporales, para reconocer las verdaderas demandas y evitar excesos. Y en caso de sentir una imposibilidad de hacerlo o la necesidad de ayuda, aconsejó recurrir a una teleconsulta con una nutricionista: “Comer de manera inadecuada puede alterar nuestro rendimiento físico, alterar el sueño, nuestro estado de bienestar y aumentar el hambre emocional. Recomiendo la tele consulta para conectarse con el problema en tiempo presente sin dilatarlo demasiado”.
Así mismo, la nutricionista señaló que respetar las cuatro comidas principales e incorporar colaciones entre comidas (dependiendo de las actividades e individualidades de cada uno), permiten no llegar con demasiado hambre a las comidas principales, evitando los excesos: “Se sugiere un menú variado y de estación, incorporando diariamente frutas y verduras en todas las comidas (incluidas las colaciones)”, acotó.
Por otra parte, Giorlando repasó los alimentos esenciales para la salud y nutrición del cuerpo:
- Frutas y verduras crudas correctamente desinfectadas;
- Alimentos integrales y legumbres;
- Lácteos descremados;
- Carnes magras;
- Elevado consumo de agua;
- Alimentos fermentados como el yogur, el kéfir y el chucrut
Finalmente, sumó a los consejos anteriores las siguientes recomendaciones:
- Mantener estables los horarios de comidas
- Realizar actividades no relacionadas con la comida y que brinden calma, como pintar, hacer yoga, meditar o leer
- Estar atentos a las señales físicas y emocionales para responderlas adecuadamente.
- Tener una rutina de actividad física
- Aprovechar para conocer e investigar sobre alimentación saludable
- Evitar comprar aquellos alimentos de baja calidad nutricional y reservarlos para el fin de semana.
- Tener pensamientos positivos: son circunstancias especiales y temporales
- Identificar oportunidades.