En estos días distintos medios titularon que científicos franceses estaban estudiando la posibilidad de que la nicotina frenara al coronavirus. Comentaban que el porcentaje de fumadores afectados por este virus era bajo, y que por ello analizaban si la nicotina podría estar permitiendo que el COVID-19 no penetrara en las células.
Sin embargo, lejos de lo que promete tal investigación, instituciones de renombre como la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, la Sociedad Uruguaya de Neumonología, la Asociación Latinoamericana de Tórax, entre otras, han observado hasta el momento que el humo del tabaco deteriora varios componentes de los mecanismos de defensa del aparato respiratorio.
Así, de acuerdo a tales organismos, fumar incrementa la aparición de infecciones respiratorias bacterianas o virales, lo que explicaría no solo una mayor incidencia sino presentaciones más graves de infecciones respiratorias como influenza, neumonías y tuberculosis. De hecho, las instituciones antes mencionadas han observado, a partir de la evidencia de estudios en China (que incluyeron desde 78 a 1099 sujetos con COVID 19), un mayor riesgo de evolución severa en fumadores comparado con no fumadores.
Sobre el tema, dialogamos con el doctor David Gatica, neumonólogo y jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Santa Isabel de Hungría (Mat. 9952), quien pidió estar alerta ante las noticias falsas: “Es un momento muy serio en el que se busca día a día la cura de este virus. Sin embargo, no hay que confundir: la nicotina y el cigarrillo son causantes de muchas enfermedades y/o son factores de riesgo para enfermedades como el cáncer”.
De acuerdo con el especialista, la hipertensión, la enfermedad cardiovascular, el cáncer de pulmón y la EPOC están asociadas con el hábito de fumar, el cual incrementa la morbimortalidad de la población: “El tabaco produce su efecto nocivo de diferentes maneras: obstruye las arterias aumentando el depósito de colesterol y aumentando los niveles de triglicéridos en sangre, facilita la formación de coágulos dentro de las arterias, reduce la capacidad de oxigenación de la sangre, aumenta el trabajo cardíaco ya que indirectamente produce aumento de la presión arterial y del pulso cardíaco. Este proceso es lento y silencioso y pasa desapercibido por las personas y en muchos casos cuando aparecen los síntomas muchos de los daños causados ya son irreversibles”.
En esa línea, la Organización Mundial de la Salud ya ha sugerido que para enfermedades respiratorias e incluso para Coronavirus, dejar de fumar puede ser especialmente importante para prevenir la infección o para evitar complicaciones de COVID-19. Además, según las instituciones arriba mencionadas, es posible que los consumidores de tabaco que dejen de fumar manejen mejor las condiciones comórbidas si se infectan: “Dejar de consumir tabaco tiene un impacto positivo casi inmediato en la función pulmonar y cardiovascular, y estas mejoras solo aumentan a medida que pasa el tiempo. Dicha mejora puede aumentar la capacidad de los pacientes con COVID-19 para responder a la infección y reducir el riesgo de muerte. La recuperación más rápida y los síntomas más leves también reducen el riesgo de transmisión de la enfermedad a otras personas”, especifican.
Finalmente, especialistas del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan recomiendan no fumar, observando que la difusión y los resultados de la neumonía adquirida en la comunidad están asociados con el hábito de fumar.