El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdura a lo largo de todo el ciclo vital. Los síntomas fundamentales son las deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social y los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. No obstante, los signos pueden mejorar con el tiempo a través de distintas terapias, entre las cuales una de las más efectivas es la del contacto con animales.
Hablamos con la licenciada Ornella Chiarelli (Mat. 2822), miembro del Staff de psicólogas del Hospital Santa Isabel de Hungría, quien explicó las causas: “El contacto con los animales tranquiliza y facilita las relaciones al comprender a estos de manera más sencilla. Algunos autores (GRANDIN Y JONSON, 2005) plantean que uno de los motivos por los que los niños con TEA se relacionan muy bien con los animales es debido a su pensamiento sensorial.Los autores sugieren que los animales no piensan en palabras, sino que sus recuerdos y sus experiencias están llenos de información sensorial, al igual que ocurre con las personas con TEA (quienes presentan un pensamiento basado en sentidos)”.
De acuerdo con la especialista, animales entrenados pueden potenciar los efectos psicoeducativos en los pacientes y/o fomentar una mayor autonomía y responsabilidad en los mismos, al tiempo que les brindan protección cuando sufren alguna crisis o cuando se muestran ansiosos, agresivos o se aíslan de su entorno. Al mismo tiempo, estudios mencionados por la profesional han demostrado que niños que padecían algún trastorno del espectro autista han establecido contactos visuales repetidos con los animales; comprensión de algunas manifestaciones del estado de ánimo del perro (como mover la cola cuando está contento); señales de afecto e, incluso, han sido capaces de realizar acciones sin ayuda (como ponerle el collar para poder sacarlo a pasear).
En esa línea, el Centro de Terapias Asistidas con Canes (CTAC) precisa que los perros por sí mismos no constituyen una terapia, sino un instrumento de la misma, vehículos de mediación entre el terapeuta o familiar y el niño. Además, conforme a la institución, no todos los perros ayudan en la terapia del espectro autista, sino solamente aquellos adiestrados para eso.
Beneficios de la terapéutica asistida por animales
Según Chiarelli, las ventajas que aporta este tipo de terapia son numerosas, como:
- Favorecer la atención;
- Disminuir el estrés;
- Ayudar a que mejoren en sus habilidades emocionales, sociales y comunicativas;
- Facilitar el aprendizaje de las destrezas necesarias para lograr un funcionamiento adaptativo en el entorno;
- Favorecer al reforzamiento lógico matemático, la organización espacial, así como también motricidad fina y gruesa del niño.
Así mismo, estudios han mostrado que, en presencia de un perro, niños con TEA manifiestan mayores signos de bienestar como sonreír, hacer contacto visual con el terapeuta y permitir el contacto físico. “Esto ha llevado a pensar que el perro actúa como mediador favoreciendo la aparición de conductas sociales y afiliativas, y como catalizador potenciando habilidades que pueden ser posteriormente transferidas hacia interacciones humanas”, sentenció la psicóloga.