Hacer una dieta de vez en cuando es algo normal. Se piensa en querer adelgazar y en mantenerse. Pero cuando ese régimen se convierte en algo habitual, de vivir permanentemente a dieta, se habla de una patología. Según la revista de salud y bienestar Webconsultas, algunos signos de la permarexia son contar las calorías ingeridas de forma compulsiva, escrutar las etiquetas y alternar continuas dietas milagro para adelgazar.
Además, de acuerdo a la licenciada especialista en nutrición infanto-juvenil y miembro de la Fundación CETAI, Noelia Giorlando (Mat.907), se presenta bajo las siguientes características:
- Las personas están continuamente a dieta, por lo general bajo dietas restrictivas;
- Las personas van eliminando cada vez más alimentos de su alimentación lo que provoca adelgazamiento y alteraciones nutricionales;
- Las personas se encuentran atrapadas en este círculo de restricción y dependencia por tiempo muy prolongado, formando parte de su “forma de ser”;
- Las personas presentan pensamientos obsesivos con respecto a la comida, lo que las lleva a realizar conductas alimentarias rígidas;
- También se acompaña con ansiedad, baja autoestima y pensamientos negativos con respecto a ellas mismas y su cuerpo.
La permarexia es nuevo trastorno de la conducta alimentaria, aun no oficializado en el DSM V (Manual de desórdenes mentales). Sin embargo, según la nutricionista, en la práctica es cada vez más frecuente. En ese sentido, Sergio García Soriano, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, pronosticó a la revista antes mencionada que “una de cada 20 personas padece este tipo de problema que, aunque menos conocido que otros trastornos de la alimentación, resulta igual de complejo para la salud del sujeto”.
Las consecuencias de esta problemática van desde las deficiencias nutricionales y la pérdida de masa muscular hasta trastornos como la anorexia, la bulimia, efectos psicológicos negativos y el conocido efecto rebote. Por ello, la permarexia debe ser atendida interdisciplinariamente: “Al ser abordado de manera multidisciplinaria el paciente se nutre mejor y esto le permite entender el trastorno alimentario, qué significan los síntomas y ahondar en lo emocional. Todo este proceso trae alivio y seguridad al paciente, lo que va permitiendo la continuidad del tratamiento”, detalló Giorlando.
Además, aseguró que al comenzar a alimentarse mejor el paciente va notando mejoras en lo físico y lo emocional, ya que la restricción es lo que perpetúa el círculo vicioso y lo que “alimenta” los pensamientos negativos y obsesivos.
¿Cómo se constituye un plan alimentario para una persona con permarexia?
Conforme a lo expresado por la doctora Ana Zugasti (miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN)) a la revista Webconsultas, “el plan dietético para combatir la permarexia va a depender de muchos factores que el profesional debe tener en cuenta, como la edad, enfermedades presentes y sus fármacos concomitantes, objetivos terapéuticos, la motivación del paciente, e incluso la disponibilidad económica y su capacidad de modificar la cesta de la compra. Todo ello debe ser adaptado en función de la evolución de esa persona”.
Sumado a ello, la citada dietista-nutricionista Luján Soler explica que “lo más importante para un dietista-nutricionista especializado es apostar por inculcar una alimentación sana, equilibrada y variada, en la que primen los alimentos naturales que pueden adquirirse en el mercado, y dejando a un lado los productos procesados y precocinados. No hay que tener miedo a los hidratos de carbono, decantándonos preferiblemente por los complejos, ni tampoco hay que tener miedo a las legumbres, que tienen un papel decisivo en el organismo”.
¿Son comunes las recaídas en el proceso?
Para finalizar, este diario interrogó a la nutricionista mendocina sobre las recaídas, a lo cual respondió: “Las recaídas forman parte del proceso, son inevitables pero necesarias. Permiten rever, revisar y aprender para seguir adelante”.