El VIH y el Sida figuran entre las agendas de los distintos países del mundo con el objetivo de ser erradicados. Del total de la población mundial, 37,9 millones de personas viven con VIH y 129 mil pertenecen a la Argentina. Siendo el VIH prevenible y controlable (ya que el 98% de la ciudadanía se infecta por no utilizar preservativos), queda en manos del Estado, los organismos de salud, los medios de comunicación y la población en general la responsabilidad de informar y cuidar. El primer paso está en acabar con los mitos y dar información de calidad.
Sobre el tema Diario Salud dialogó con Juan Ignacio Dapás, médico especialista en infectología y miembro de Centro Médico Chacras (Mat. 9536), quien despejó algunas dudas: “El VIH, a diferencia del Sida, es un virus. El Sida, en cambio, es un estado avanzado de la enfermedad que se manifiesta cuando ya se ha deteriorado significativamente el sistema inmunológico. Si una persona tiene la infección (VIH) puede no tener Sida”.
De acuerdo con el especialista, la infección puede no tener síntomas durante años, mientras que el Sida puede tener múltiples signos, dependiendo de la enfermedad que se esté manifestando: “En ocasiones, la primoinfección por el virus puede generar síntomas inespecíficos como dolor de garganta, fiebre, erupción en la piel, diarrea” especificó. En cambio, las principales infecciones oportunistas relacionadas con el sida se pueden agrupar en parásitos, hongos, bacterias y virus, según la Dirección de Sida, ETS, Hepatitis y TBC.
Así mismo, el doctor explicó que con VIH se puede llevar una vida totalmente normal; en cambio, si una persona tiene Sida, su situación dependerá de su individualidad: “La infección no tiene cura por ahora. Pero los tratamientos disponibles la controlan, de manera que el estado de inmunosupresión severa puede revestirse con tratamiento”.
Otra diferencia fundamental indicada por el infectólogo se encuentra en la prevención, ya que el VIH se previene con el uso de métodos de barrera como el preservativo y teniendo sexo en forma responsable. Por el contrario, el Sida se previene tratando al VIH.
Algunos mitos a desterrar
Además de las distinciones realizadas anteriormente, existen ciertas creencias en torno al VIH que son falsas y que pueden verse detalladas en la página web del Ministerio de Salud de la Nación. Estas son:
- Que el VIH se transmite por besar;
- Que el VIH se transmite por abrazar;
- Que el VIH se transmite por compartir vasos y cubiertos;
- Que el VIH se transmite por compartir el mate;
- Que el VIH se transmite por intercambiar ropa;
- Que el VIH se transmite por usar el mismo baño y/o la misma cama;
- Que el VIH se transmite por la pileta;
- Que los mosquitos transmiten la infección;
- Que el sudor o las lágrimas pueden transmitir VIH;
- Que el VIH se contagia igualmente utilizando preservativos.
La realidad, según Dapás, es que la infección se puede transmitir por vía sexual (incluyendo sexo vaginal, anal y oral) por no utilizar preservativo; por compartir agujas; y de madre a hijo, si la madre no recibe tratamiento. Además, puede transferirse por compartir jeringas; máquinas de afeitar; alicates; piercings; agujas para tatuar o cualquier otro elemento cortante o punzante en general; y por compartir canutos que contengan sangre de una persona infectada.
“Es importante usar equipos y materiales descartables o esterilizados y respetando las medidas de Bioseguridad. Esto debe ser exigido tanto por las personas usuarias como por los trabajadores de la salud”, apuntan desde el Ministerio.
La importancia del Testeo
El diagnóstico temprano de VIH tiene un lugar central en el futuro del paciente afectado, por lo que los tabúes y miedos alrededor del test también buscan ser suprimidos. Para ello, la Dirección de Sida, ETS, Hepatitis y TBC informa:
Que el test o prueba “es la única forma en que una persona puede saber si tiene VIH o no. Y, en el caso de diagnosticarlo tempranamente, tener mayores posibilidades de mantener una calidad vida óptima a partir de tratamientos que, en nuestro país, son gratuitos. Se puede acceder a él de forma gratuita en cualquier hospital o centro de salud públicos del país. Es voluntario, por lo que nadie puede ser obligado a hacérselo; es confidencial, ya que la persona que atiende no puede revelar la práctica realizada ni el resultado del diagnóstico (y, a su vez, quien recibe el diagnóstico puede decidir cuándo y cómo compartirlo, en caso de querer hacerlo); y debe ser realizado con asesoramiento previo y posterior del personal de salud”.
También indica que no es requisito presentar documento de identidad u orden médica para realizarse la prueba. Y que los distintos tipos de test de VIH disponibles brindan resultados confiables de manera muy rápida y sencilla, con solo una muestra de sangre.
“Con el llamado ‘test rápido’, por ejemplo, el resultado se puede obtener en menos de 20 minutos. En todos los casos es preciso tener en cuenta el período ventana, que es el lapso que transcurre desde que el virus entra al cuerpo hasta que se produce la cantidad de anticuerpos necesaria para que las pruebas los puedan detectar en el laboratorio. Durante ese tiempo, que en la mayoría de los casos es de hasta un mes, las pruebas van a dar negativas aunque la persona esté infectada”, finaliza.