El sitio de medicina Intramed publicó una investigación donde pediatras ingleses evaluaron una de las posibles causas de la obesidad infantil: el marketing de alimentos poco saludables a través de las redes sociales. La misma surgió a partir de un fenómeno que está a la vista y tiene que ver con el creciente uso de Instagram y YouTube por parte de los niños.
Y si bien en estos sitios se hace promoción de alimentos poco sanos (como en la televisión), el informe va más allá y busca demostrar la relación que establecen los niños con los productos con alto contenido de grasas saturadas, alto contenido de sal y/o azúcar (HFSS). “Las marcas buscan relaciones promocionales utilizando “influencers” debido a su alcance y la confianza que los seguidores tienen en ellos”, señala el informe.
Para conocer un poco más sobre el tema, Diario Salud dialogó con dos profesionales de la salud mendocina: la licenciada, especialista en nutrición clínica infanto-juvenil, Victoria Brennan (Mat. 1634) y la médica pediatra Romina Bustelo (Mat.10613), del staff de Centro Médico Chacras.
Ambas coincidieron que la obesidad infantil es una gran problemática en la Argentina. Somos el país con la segunda tasa de sobrepeso infantil más alta de Latinoamérica y el Caribe: “Dentro de la índole sociocultural, uno de los factores más influyentes en los niños es el marketing de alimentos poco saludables. Esto porque utilizan técnicas de persuasión; porque bombardean con publicidad de este tipo de alimentos; porque las pantallas reemplazan tiempo en el que el niño podría estar moviéndose, realizando actividad física; porque en ese tiempo consumen alimentos con bajos valores nutricionales; etc. Y, al menos sobre la televisión, hay un estudio que revela que los niños de entre 2 a 17 años miran diariamente dos horas y media de tv, en las cuales hay una publicidad de alimentos poco saludables cada 5 minutos”, contó la especialista en nutrición.
La prevalencia del exceso de peso en los niños es preocupante, y aún con las campañas nacionales de prevención los menores siguen viéndose vulnerados a mecanismos por los que son llamados al sobrepeso y el sedentarismo: “Se generan malos hábitos en el niño, muy difíciles de erradicar y que traen consecuencias a corto, mediano y largo plazo”, señaló la pediatra.
Ambas profesionales mencionaron que, a causa de la obesidad, hoy se ven niños con diabetes tipo dos o con dislipemia, efectos que antes se veían recién en las personas adultas: “Los niños llegan al consultorio en momentos en que ya están en riesgo”. Además, nombraron al bullying como otra de las consecuencias de sufrir la enfermedad.
La generación de políticas como parte del cuidado y del tratamiento
Tanto en la investigación como en la opinión de las especialistas entrevistadas, existe el consenso de la importancia de articular políticas integrales, en las cuales si bien hay un rol clave que debe ocupar el Estado, también hay responsabilidad de otros actores:
- Incitar a los niños a hacer deporte y actividad física;
- Cambiar hábitos alimenticios en los hogares (reducir el consumo de bebidas gaseosas, de alimentos ultra procesados, grasos, azucarados, aumentar el consumo de frutas, verduras, agua);
- Promover la importancia del desayuno y la merienda saludables;
- Realizar una consulta de prevención con pediatras y nutricionistas;
- Que se hagan cumplir las leyes sancionadas;
- Que el Estado lleve un control sobre la industria alimentaria (etiquetados, por ejemplo);
- Clasificar a la obesidad como un problema de salud pública;
- Restringir la comercialización de alimentos a las nuevas formas de marketing digital, sobre todo en redes sociales.