La causa más común del colesterol elevado es un estilo de vida poco saludable, asegura el sitio MedilinePlus. Y es que la falta de actividad física, el tabaco y el consumo habitual de alimentos grasos son tres de los factores más recurrentes en la producción de la enfermedad. Para tratarla, los médicos indican modificar malos hábitos y, en casos de colesterol en niveles muy elevados, medicación. Sin embargo, esto último no es posible en el embarazo, por lo que el tratamiento queda en manos de las pacientes.
“Generalmente, el colesterol en la gestación podría aumentar sin una significación patológica de la enfermedad. Por eso, si la paciente no tiene antecedentes de colesterol elevado o antecedentes genéticos, o que no sea diabética, el colesterol no se dosa, sino que debe atenderse con dieta”, contó el ginecólogo Ernesto Olcese, del Hospital Santa Isabel de Hungría.
Según el doctor, las drogas para tratar la enfermedad son riesgosas porque se desconocen sus efectos sobre los bebés, por lo que un régimen alimentario, de la mano de una nutricionista, es esencial: “Esta dieta debe ser rica en fibras, en verduras, frutas, proteínas (idealmente a través de carnes magras) y evitar la ingesta de fiambres y alimentos grasos, por ejemplo. Esto quiere decir que la mamá y el bebé pueden recibir todos los nutrientes sin necesidad de consumir alimentos que aumenten el colesterol”.
Por lo general, la manera de detectar la afección es realizándose exámenes de sangre. Sin embargo, durante el embarazo los obstetras no recomiendan las pruebas de colesterol, por lo que ciertos datos como el peso, la edad y los antecedentes familiares serán la clave para combatir la enfermedad: “Siempre se le pedirá a la embarazada un estilo de vida saludable en la gestación y se la irá controlando mes a mes”, finalizó el especialista.