Un infarto es un daño irreversible del músculo cardíaco. Al cesar o disminuir bruscamente el flujo sanguíneo que pasa por las arterias coronarias, los tejidos se obstruyen, pudiendo producir la muerte. Según Lucas Gutiérrez, médico cardiólogo (Mat.9640), del Centro Médico Chacras y del staff de Penta Medicina Cardiovascular, este puede ser producto de la hipertensión arterial; la dislipidemia; la diabetes; el tabaquismo; el sedentarismo o el sobrepeso. Por lo que, al ser consecuencia de enfermedades prevenibles, muchas veces es evitable y previsible:
“En varias oportunidades, tras ciertos estudios, elementos y herramientas tecnológicas que utilizamos en medicina, encontramos mucha gente a la que evitamos que tengan infartos. Desde un interrogatorio; desde los factores de riesgo; desde una interpretación de la información que se le pide al paciente. Todo eso nos permite arrojar márgenes de relativa seguridad o márgenes de riesgo para comentárselos al paciente y que los intente cambiar. Sin embargo, a veces, a esos exámenes se adhieren estudios más complejos y necesarios para llegar a la conclusión de si el paciente corría un riesgo inminente de infarto o no, y tomar acciones preventivas inmediatas”, contó el especialista.
En su estadío previo puede ser impedido, siempre que los síntomas se detecten a tiempo y que tanto médico como paciente estén de acuerdo en una intervención: “La isquemia, que precede al riesgo de infarto, es otra de las enfermedades que permitirá al cardiólogo definir su actuación. Si se detecta a tiempo, el médico realiza una cirugía o coloca un catéter (dependiendo el caso) para mejorar la supervivencia del paciente”, explicó el doctor. Y añadió: “la mayoría de las veces es sintomática, pero no siempre que haya dolor de pecho (por ejemplo) quiere decir que se esté ante un inminente riesgo de infarto”.
Los signos más usuales, según el sitio Mayo Clinic, suelen ser:
- Presión o dolor en el pecho, por lo general, del lado izquierdo;
- Dolor de cuello o mandíbula;
- Dolor de brazo o de hombro;
- Latidos rápidos;
- Falta de aire cuando se está físicamente activo;
- Nauseas;
- Vómitos;
- Sudoración; y/o
- Fatiga.
¿Cómo evitarlo?
Existen ciertos factores que previenen el riesgo de padecer infartos en un gran porcentaje y que están en manos de los pacientes. Estos dependerán de la edad y el sexo, pero en general, son los siguientes:
- Hacer actividad física regular;
- Llevar una dieta saludable;
- Realizarse controles médicos habituales con su clínico; y
- Mantener un control en el peso.
“Después de los 50-60 años, a los factores preventivos a veces hay que sumarles factores complementarios, e individualizar el tratamiento para el caso especial de ese paciente”, detalló Gutiérrez.
Los grupos etarios con mayor probabilidad de riesgo coronario son todos los varones por arriba de los 35 años y todas las mujeres por arriba de los 50. Y también aquellas personas que tienen o han tenido un familiar con uno o más infartos, y aquellas con predisposición biológica.
Si sufrí un infarto, ¿tengo más probabilidades de atravesar por otro?
Al ser consultado sobre la reincidencia de infartos, el cardiólogo manifestó que es posible: “Esto sucede porque el mecanismo que se instruye en la mayoría de los casos lo hace por una enfermedad coronaria ateroesclerótica. Ese proceso es sistémico, degenerativo y evolutivo, por lo que puede poner en riesgo a los riñones; al cerebro; etc., y son elementos que hay que tener presentes porque el paciente viene con esa carga de enfermedad desde el momento en el que nace”.
Y concluyó: “Siempre es importante hacer una visita anual a cualquier médico para que analice el riesgo”.