La celiaquía es una enfermedad que impide que el organismo digiera determinados alimentos que contienen gluten. Es crónica y se presenta en personas con una predisposición genética. Entre los grupos de riesgo se encuentran tanto niños como adultos, sin distinción del sexo. “Tener un familiar de primer grado (familiar directo) celíaco aumenta el riesgo de padecerla. Sin embargo, los genes son necesarios pero no suficientes para que se desarrolle la enfermedad”, explicó la doctora Belén Silva, especialista en Clínica Médica y Gastroenterología del Centro Médico Chacras (Mat. 9839).
Existen, además, personas cuya intolerancia al gluten es una condición autoinmune. Su sistema de defensas reconoce como extraña a la proteína y, tratando de proteger al organismo, produce anticuerpos que generan inflamación y daño en el intestino. “Esta inflamación produce una lesión de la mucosa intestinal, lo que altera o disminuye la absorción de nutrientes de los alimentos como proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales”, comentó la gastroenteróloga.
En la Argentina se estima que 1 de cada 100 habitantes puede ser celíaco, muchos de ellos sin sintomatología. Por lo que los profesionales sugieren, a quienes tienen más posibilidad de padecer la enfermedad, que se hagan los estudios: “Existe más de una prueba para detectar la enfermedad celíaca. Por un lado, la prueba de sangre, donde se buscan proteínas que las personas celiacas producen después de consumir gluten. Y, por otro, la biopsia, donde el médico, a través de una endoscopía digestiva alta, toma pequeñas muestras de tejido. Las personas que sospechan que son celiacos no deben comenzar la dieta libre de gluten hasta después de realizarse las pruebas para la enfermedad. Esto es necesario porque puede afectar los resultados de la prueba”, manifestó Silva.
Los pacientes que sí presentan sintomatología suelen indicar:
- Dolor en el área del estómago;
- Diarrea;
- Evacuaciones grasosas que flotan;
- Pérdida de peso;
- Sensación de hinchazón o de estar lleno todo el tiempo;
- Falta de apetito;
- Gases con mal olor;
- Sarpullidos en la piel con comezón;
- Síntomas invisibles, como debilidad en los huesos o bajos niveles de hierro; y/o
- Crecimiento lento en los niños.
“Las personas con enfermedad celíaca se enferman si comen alimentos con gluten. Por lo que necesitan seguir una dieta libre de gluten estricta durante toda su vida”, indicó la doctora.
¿Cuándo iniciar el tratamiento?
Para comenzar una dieta libre de gluten es importante que se lo indique su médico, debe consultar con una nutricionista experta en el tema u otro profesional con experiencia en una dieta libre de gluten. Este le enseñará qué alimentos puede comer y cuáles debe evitar; los productos no alimentarios que debe evitar; le ayudará a planificar comidas equilibradas para que reciba los nutrientes que necesita y le ayudará a encontrar sustitutos libres de gluten para sus comidas favoritas (como pastas o galletas).
Según señaló la especialista, los alimentos libres de gluten que se pueden comer incluyen:
- Arroz, maíz, papas, quinoa, mijo, trigo sarraceno y frijoles de soya;
- Harinas especiales, pastas y otros productos hechos de estos alimentos y con etiquetas que dicen “libre de gluten”;
- Frutas y verduras;Carne y huevos;
- Vino y bebidas alcohólicas destiladas, como el ron, el tequila, el vodka y el whisky;
- La leche, el queso y otros productos lácteos también están libres de gluten. Muchos pacientes celiacos al principio tienen intolerancia.
Además, detalló aquellos que se deben evitar:
- Alimentos hechos a base de trigo, avena, centeno y cebada, o que contengan dichos ingredientes;
- Harina, panes, galletas de sal, panecillos y mezclas para hornear;
- Pastas, pasteles y cereales;
- Algunas salsas, alimentos para untar, especias, condimentos y aderezos para ensalada;
- Carnes procesadas y sustitutos de la carne (como hamburguesas vegetarianas);
- Cervezas, bebidas de jengibre y vinagres de malta.
¿Por qué es importante la Dieta Libre de Gluten (DLG)?
Finalmente, Silva contó que una dieta sin T.A.C.C.:
- Disminuye la sintomatología;
- Mejora la absorción de nutrientes como hierro, calcio, vitaminas y minerales;
- Disminuye el riesgo de padecer cánceres asociados; y
- Desaparecen lesiones de piel