Cuando pasa el verano la búsqueda de tratamientos estéticos toma enfoques diversos. Sin embargo, persiste la intención de encontrar el tratamiento, las cremas faciales o corporales que aporten las soluciones esperadas para vernos mejor.
En muchas ocasiones, la búsqueda de estas respuestas terminan con resultados no esperados. No solo se gasta tiempo y dinero, sino que también, eventualmente surgen lesiones y daños que afectan la salud de la piel.
Diario Salud, consultó a la médica dermatóloga Florencia Galdeano (Mat. 8397), perteneciente al Centro Médico Chacras, sobre las implicancias de someternos a tratamientos estéticos sin la supervisión médica.
“Dependerá de que en el lugar haya un profesional, sea dermatólogo o cirujano estético, con formación; de que las lesiones no sean confundidas y mal tratadas; de que quien maneje las máquinas (si el tratamiento es, por ejemplo, con láser) cumpla con los requisitos impuestos por la ANMAT; del material que se utilice si se hacen inyecciones de relleno, por ejemplo; y de que haya una indicación médica para más seguridad”.
La especialista pidió tener especial cuidado antes de acceder a cualquier terapia y nos advirtió sobre el “intrusismo”: “Aquí se suele cumplir el dicho de que lo barato sale caro. Naturalmente, no sale lo mismo una consulta o un tratamiento con un dermatólogo o un cirujano plástico, con la formación profesional requerida, que un esteticista. Éste no tiene estudio de medicina, de arquitectura de la cara, de las unidades anatómicas y de un sinfín de cosas. Por lo que este último puede confundir una lesión maligna y tratarla incorrectamente”.
Actualmente, desde la Sociedad Argentina de Dermatología se está trabajando en el problema mencionado y, de acuerdo a Galdeano, se ha lanzado una campaña de prevención: “En estos últimos 2-3 años se intensificó la propuesta de centros de estética, en casas de ropa, peluquerías y ámbitos en torno a cuidados de la piel, cosa que preocupa mucho a la comunidad dermatológica, por los daños posteriores que se ven en los pacientes”.
Lo que se plantea a nivel nacional, es parte de la realidad cotidiana en Mendoza. Se realizan prácticas estéticas en ámbitos carentes de infraestructura vinculada al cuidado de la salud, profilaxis o habilitaciones, y lo que es más grave, sin ninguna responsabilidad médica o profesional sobre lo que allí se realiza.
Algunos de los riesgos mencionados por la dermatóloga fueron:
- Quemaduras;
- Cicatrices causadas por tratamientos mal hechos;
- Migración de materiales no reabsorbibles;
- Falta de efectividad;
- Irritación;
- Ceguera.
En cuanto a los tratamientos con cremas, la doctora explicó que es conveniente que sean indicadas por especialistas, ya que las pomadas publicitadas por tv pueden irritar o, simplemente, no servir. Además, aseguró que generan falsas expectativas, porque la piel nunca va a volverse a ver como estaba antes de una cicatriz, o de una estría, o de una celulitis. “Eso no es posible ni con el mejor laser. Se pueden hacer cosas para que se note lo menos que se pueda, pero invisible, nunca”, sentenció.
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¿Qué pasa con la depilación definitiva?
Finalmente, en lo concerniente a las sesiones de depilación, Galdeano manifestó que “el mercado se ha puesto realmente salvaje, porque hay equipos que se han bastardeado mucho, siendo alquilados, a veces, entre las mismas pacientes. Ellas se hacen el tratamiento”. Contó que con este tipo de procedimientos se observa en las consultas quemaduras o quejas de que las sesiones no tuvieron eficacia. “Puede ser porque se la pasan rápido, o porque van a alguien que les hace una sesión cada tres semanas y en realidad debe hacerse cada 2-3 meses. En definitiva, les termina saliendo lo mismo que yendo una vez a la dermatóloga pero viendo resultados”, finalizó