Durante el período de desarrollo, los niños sufren rotundos cambios y son diagnosticados con alguna alteración postural como la escoliosis y el pie plano. Cuando esto sucede, estas patologías suelen vincularse y se piensa que unas desencadenan a las otras. Sin embargo, una pesquisa demostró que tal hipótesis no es real.
El kinesiólogo Franco Barressi estudió una muestra poblacional de niños en desarrollo y comprobó que la escoliosis, el pie plano y la hiperlaxitud son patologías que pueden darse por separado o combinadas: “Son tres cosas distintas”.
Mientras que el pie plano es una afección frecuente que en general no causa dolor ni síntomas, la escoliosis causa una curvatura hacia los lados de la columna vertebral (o espina dorsal) que necesita ser tratada. La hiperlaxitud, por su parte, tiene que ver con articulaciones que se mueven más allá del rango normal con poco esfuerzo, pero que al ser tan flojas o débiles pueden llevar a artritis, dislocación de las articulaciones o esguinces.
Las causas son distintas también: genéticas cuando se trata de articulaciones hipermóviles; neurológicas y/o biomecánicas para las otras dos alteraciones. “A veces coincide que el niño presenta más de una de las patologías, pero no son desencadenantes”, detalló el licenciado.
En cuanto a las terapias, Barressi analizó si la profilaxis se seguía o no. Y pudo comprobar que muchos tratamientos no se hacían o se abandonaban a corto plazo: “sucede que de adultos sí se pueden tratar, pero de niños, al estar en desarrollo, es mejor. Porque no sólo se puede prevenir o paliar, sino también mejorar. Una vez crecidos, dependiendo de la gravedad del antecedente pueden necesitar un tratamiento quirúrgico”, finalizó.