Las estadísticas son claras: cada vez hay más niños con algún tipo de cardiopatía. Así lo reflejan los números del Ministerio de Salud y lo reafirman profesionales del área. “La incidencia ha aumentado debido, por un lado, a la mayor supervivencia de pacientes cardiópatas (futuras madres con un 10% de probabilidad de tener hijos cardiópatas) y, por otro, a enfermedades maternas y a sustancias teratógenas”, explicó Florencia Pierini, especialista en cardiología infantil (Mat. 6819).
La doctora indicó que las malformaciones cardíacas pueden tener dos orígenes distintos: congénitas o adquiridas, siendo frecuentemente prevenibles las segundas y raramente las primeras. “Sucede que las de origen congénito (oc) son multifactoriales (genéticas, hereditarias, sustancias teratogénicas y desconocidas), mientras que las adquiridas son un sin número de enfermedades que en general son consecuencia de otras, como por ejemplo la fiebre reumática, la enfermedad de Kawasaki, distintas infecciones, LES, enfermedades metabólicas etc.”.
Entre las enfermedades y malformaciones asociadas a las cardiopatías congénitas, Pierini mencionó afecciones en el sistema nervioso, en el riñón y en el sistema digestivo, entre otros, y también al síndrome de Down, a la Trisomía XIII, al síndrome de Turner y al síndrome de Williams. Y si bien señaló que no son prevenibles, habló sobre el avance en la materia gracias a la detección prenatal de las mismas: “Saber que el niño que está en la panza posee alguna cardiopatía congénita permite una eventual intervención quirúrgica dentro del útero, como también posibilita planear ese nacimiento en un centro de alta complejidad”.
Como política de contención, el Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas del Ministerio de Salud de la Nación garantiza la resolución quirúrgica a todos los niños y niñas del país con diagnóstico de cardiopatía congénita que no tienen obra social. Ahora bien, cabe aclarar que no todas las cardiopatías requieren de una intervención quirúrgica, aunque son más las que sí la necesitan: ”las de oc simple pueden requerir una intervención quirúrgica programada alejada del nacimiento; pueden resolverse espontáneamente o no requerir ningún tipo de tratamiento, mientras que las de oc complejo en general requieren cirugía de inmediato, frecuentemente paliativas (no curan la enfermedad), en más de una oportunidad y con alto porcentaje de morbimortalidad”, aclaró Pierini.
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, uno de cada cien recién nacidos presenta alguna cardiopatía congénita. Y, en la Argentina, nacen al año unos 7 mil niños y niñas con esta patología.
Obesidad Infantil: la enfermedad epidémica del S XXI
Una de las afecciones que no se puede dejar de nombrar al hablar sobre cardiopatías adquiridas en la infancia es la obesidad, enfermedad epidémica del siglo XXI, cada vez más frecuente en edades tempranas. “Esta produce alteraciones cardiovasculares entre las cuales se destaca la hipertensión arterial, enfermedad silenciosa que afecta principalmente al corazón, al riñón y a los órganos de la visión”, mencionó la especialista.
Y concluyó: “La obesidad y, por ende, las complicaciones cardiovasculares, sin embargo, pueden prevenirse y curarse con acciones simples. Se sugiere modificar hábitos de vida, como llevar una dieta adecuada y ejercicio. Y, en algunos casos, tomar medidas más complejas (como dar medicación, hacer una cirugía y brindar apoyo psicológico)”.