El programa de cesación tabáquica brindado por el equipo de neumonología del Hospital, proporcionará herramientas a todos aquellos pacientes que quieran dejar de fumar. David Gatica, jefe del servicio de Neumonología del nosocomio (Mat. 9952), contó a Diario Salud cómo es el trabajo: “A partir de la aplicación de una terapia cognitivo conductual, buscamos acompañar al paciente para que descubra los desencadenantes que lo llevaron a fumar. Una vez que se encuentran esos gatillantes, se guía al fumador con conductas para superar de manera gradual su adicción. Se le pide, entonces, que establezca una fecha límite en la que piensa que podrá dejar completamente de fumar”.
Según el neumonólogo, desde el programa buscan que el fumador abandone con plena convicción su dependencia al cigarrillo y no recaiga en él pasados unos años. El tabaquismo es una enfermedad adictiva crónica, por lo que el deseo de fumar en el paciente puede aparecer en cualquier momento: “Lo que debemos hacer es que el paciente pueda recordar por qué deja el cigarrillo y qué lo había llevado allí. Un ejemplo clásico es el que plantean frecuentemente los pacientes: “Cuando me levanto, tomo un café y después fumo”. Ese sería un gatillante: levantarse y tomar el café. Entonces, conociendo eso, le sugerimos que evite el café y se tome un jugo, o un yogurt, o un té, para que el cerebro no asocie el café con el hecho de fumar”.
Gatica explicó que, si se observa que el tratamiento sobre la conducta no ayuda en mucho, se aplican otras herramientas, como fármacos de reemplazo nicotínico (incluyen parches, chicles, caramelos o spray nasal de nicotina) o pastillas (vareniclina y bupropion): “Está demostrado que el tratamiento farmacológico combinado con el cognitivo conductual sirve en más de un 45% de los pacientes al año”.
Los beneficios de dejar de fumar son múltiples y pueden observarse tanto en el fumador como en el fumador pasivo. En principio, dejar de fumar disminuye la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el riesgo de infarto, por lo que es muy positivo para el corazón. Además, a medida que pasa el tiempo, disminuye los riesgos respiratorios y las neoplasias (cánceres).
“Si un paciente ha fumado durante toda su vida, puede recuperarse o, al menos, puede ser atendido con tiempo para que no progrese sobre ese daño ninguna enfermedad”, agregó el doctor.
El tabaquismo es la principal causa de muerte prevenible, y es responsable de más de 40.000 muertes anuales en nuestro país. Las causas de mortalidad más importantes asociadas al hábito de fumar son la enfermedad cardiovascular, el cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Los fumadores tienen las tasas más altas de enfermedad coronaria. Aquellos que consumen más de 20 cigarrillos por día tienen 2 o 3 veces más posibilidades de tener enfermedad coronaria que un no fumador.
Desde el servicio de neumonología concluyeron explicando cómo el tabaco produce su efecto nocivo de diferentes maneras: “obstruye las arterias aumentando el depósito de colesterol y aumentando los niveles de triglicéridos en sangre, facilita la formación de coágulos dentro de las arterias, reduce la capacidad de oxigenación de la sangre, aumenta el trabajo cardíaco ya que indirectamente produce aumento de la presión arterial y del pulso cardíaco. Este proceso es lento y silencioso y pasa desapercibido por las personas y en muchos casos cuando aparecen los síntomas muchos de los daños causados ya son irreversibles”.
Para más información, los interesados podrán comunicarse al 0810-999-2000. También podrán pedir por ese número una consulta médica para cesación tabáquica.