Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se detectan en Argentina alrededor de 20 mil nuevos casos de cáncer de mama por año, esto es, en promedio dos nuevos por hora.
En cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Argentina ocupa el segundo lugar en riesgo de muerte por cáncer de mama en América Latina: mueren alrededor de 20 mujeres por día a causa de esta enfermedad. Y las estadísticas indican que al llegar a los 85 años, una de cada ocho la habrá sufrido.
Hay más: contra todas las recomendaciones, cuatro de cada diez mujeres mayores de 40 años no se hacen la mamografía anualmente, según una encuesta nacional realizada por Fundación Avon en 2016. La institución cree firmemente que ninguna mujer debe morir a causa del cáncer de mama, por desconocimiento o desinformación y con ese fin lanzó la campaña En Foco “para empoderar a todas las mujeres con información sobre esta enfermedad, todos los días”.
Es que el 32% de las mujeres argentinas de entre 40 y 70 años nunca se hizo una mamografía. Esto sucede, en parte, porque cuanto más lejos se encuentran de los centros urbanos menor es el acceso a un diagnóstico de calidad. El equipamiento no es suficiente, ya que el 75% de los equipos del país son de tecnología antigua -analógicos-, y muchas mujeres carecen de recursos para trasladarse a las ciudades todas las veces que el sistema de salud requiere. Es decir, llegan tarde a un resultado que pueden obtener en 48 horas.
En el Mes de la Lucha contra el Cáncer de Mama, la buena noticia -porque siempre hay un costado positivo hacia donde elegir mirar- es que, detectado a tiempo, el cáncer de mama puede curarse en más del 90% de los casos.
Así, siendo plenamente conscientes de los riesgos, los síntomas, los factores de riesgo, los mitos y la prevención, toda mujer sabrá cómo actuar en caso de identificar alguna anormalidad o desarrollar síntomas, para realizarse los controles y acceder a un tratamiento lo más rápido posible.
Primero, lo primero: conocer los factores de riesgo
Un factor de riesgo es una característica cuya presencia lleva a que aumente la incidencia de una enfermedad.
Dicho esto, conviene saber que éstos se dividen en “no modificables”, es decir, aquellos que no son posibles de evitar y aumentan las posibilidades de que se genere una enfermedad, y “modificables”, que son las medidas que pueden incorporarse para reducir el riesgo de enfermar.
Las personas que tienen mayores riesgos de desarrollar cáncer de mama son las mujeres, de hecho, es el tumor maligno más frecuente en el sexo femenino, y si bien puede afectar también a los hombres, la proporción es mucho menor (cien veces, para ser más exactos).
La edad es otro de los factores no modificables. A pesar de que las mujeres mayores tienen más riesgo de desarrollar cáncer de mama, todas tienen factores de riesgo únicos que son específicos de ella, motivo por el cual las mamografías de rutina generalmente comienzan a partir de los 40 años.
“Al sexo y la edad, hay que sumar los antecedentes familiares, la radioterapia de tórax a edad temprana y las biopsias mamarias con lesiones proliferativas, puntualizó la médica cirujana general Dolores Mansilla (MN 136109), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM), y añadió: “menarca temprana, menopausia tardía, no tener hijos o tenerlos a edades avanzadas también favorece el desarrollo de la enfermedad”.
Uno de los factores no modificables de los que menos se habla es la densidad mamaria, una condición de las mamas que presentan mayor cantidad de tejido glandular, en relación al tejido adiposo. La mama densa aumenta entre dos a seis veces el riesgo de desarrollar cáncer de mama, ya que a mayor tejido glandular, mayores posibilidades de proliferación o de que se generen mutaciones en las células mamarias.
Pero existen otros factores que sí se pueden controlar y que son modificables para reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad. En este punto, la especialista del Instituto de Oncología “Angel H. Roffo” mencionó “no amamantar, la terapia de reemplazo hormonal, el consumo de alcohol, el sobrepeso y el sedentarismo”.
“La relación con el tabaquismo es aún controvertida”, reconoció, aunque es sabido que fumar aumenta las chances de desarrollar otros tipos de cánceres, y también puede producir otras enfermedades que compliquen el tratamiento (como la alteración de la vascularización y la circulación sanguínea, las afecciones pulmonares).
“Se postula que hasta un 40% de los cánceres podrían evitarse manteniendo una buena calidad de vida, teniendo una dieta variada y realizando ejercicio físico”, sentenció Mansilla.
Diagnóstico precoz, primer paso hacia la cura
“El diagnóstico precoz aumenta las posibilidades de curación y asegura mejores resultados estéticos, por eso es muy importante que la mujer aprenda a conocer sus mamas. Esto es, estar atenta a la aparición de nódulos, derrames de sangre por pezón, retracción de la piel o cualquier otro signo fuera de lo común”. La médica mastóloga Diana Montoya (MN 88641) señaló a Infobae que “si bien el autoexamen es un control recomendable, la detección precoz se realiza esencialmente a través de las imágenes que brinda la mamografía”.
La especialista es miembro de la SAM y del Servicio de Mastología del Instituto Angel H. Roffo y Hospital Universitario Austral y recomendó “realizar una consulta al año con el mastólogo, profesional idóneo para el diagnóstico y tratamiento de patologías mamarias”.
Desde la SAM se recomienda una mamografía de base entre los 35 y los 37 años de edad en pacientes con exámenes clínicos normales sin antecedentes familiares de cáncer de mama. En pacientes con antecedentes fuertes (familiar directo, madre, hermana) se recomienda realizar la mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano. Por lo general, es a los 30 años.
Prioridades ante el cáncer de mama metastásico en la Argentina
Con el objetivo de mejorar el abordaje del cáncer de mama avanzado/metastásico en el país, las organizaciones de la sociedad civil Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec), Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (Macma) y Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (Fuca) participaron junto a otras 22 organizaciones de Latinoamérica en la definición de las prioridades de las pacientes con cáncer de mama avanzado o metastásico y en la elaboración de un documento regional y de otro específico para la Argentina, que fueron presentados en el marco del Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, que se conmemora en octubre.
Las mismas surgieron a partir de un sondeo realizado por la encuestadora Ipsos a pedido del laboratorio Pfizer entre abril y mayo de este año, que involucró a cinco representantes de ONGs y asociaciones de pacientes argentinas y en total a 28 ONG de nueve países de Latinoamérica. Entre las principales conclusiones se registró que el 100% de los encuestados considera que no existe en nuestro país un código de registro específico para pacientes con cáncer de mama metastásico, el 80% manifestó que hay una coordinación fragmentada entre los diferentes actores responsables por el cuidado de los pacientes de cáncer de mama metastásico dentro de los sistemas de salud y el 100% acordó que las herramientas que ayudan a los cuidadores o familiares de los pacientes no existen o existen pero no son conocidas.
Como resultado, el grupo elaboró para la Argentina las siguientes prioridades:
- Mejorar la calidad de vida de las pacientes con Cáncer de Mama Avanzado/Metastásico en la práctica clínica.
- Aumentar la disponibilidad y el acceso a la atención multidisciplinaria, incluida la asistencia paliativa, de apoyo psicosocial para pacientes, familias y cuidadores, asegurándose de que las pacientes reciban la mejor experiencia de tratamiento.
- Mejorar la disponibilidad de la epidemiología robusta y los resultados de los datos de cáncer de mama avanzado/metastásico.
- Proporcionar herramientas de información, específicas y precisas de cáncer de mama avanzado/metastásico.
- Ofrecer un entrenamiento en destrezas de comunicación a todos los profesionales de la salud.