En algún momento de su vida, muchas mujeres padecen alopecia, en mayor o menor grado. Las causas tienen su origen en factores hormonales y genéticos, generalmente provocado por el uso abusivo de dietas drásticas, los embarazos y partos, o por situaciones relacionadas con el estrés o la falta de sueño.
Es normal que diariamente se caigan entre 70 y 120 cabellos. Si se excede esta cantidad entonces se puede empezar a pensar que hay un problema. Ante la duda, el dermatólogo es el especialista al que hay acudir para contar con un diagnóstico correcto y no empezar con las recetas “caseras”.
El patrón de alopecia femenino es diferente al del hombre. La caída del pelo en las mujeres es progresiva y difusa, y se pierde sobre todo el pelo de la frente y patillas, aunque también se da algunas veces en la coronilla. Nunca llega a producirse una alopecia total sino que evoluciona disminuyendo la longitud y grosor del cabello, dejando al descubierto el cuero cabelludo.
Los dos picos de mayor incidencia están en la juventud de forma precoz y otro entre los 30 y los 50 años. Pero, así como en el hombre está más o menos socialmente aceptado, en las mujeres es acomplejante, preocupante y alarmante
En la mujer, la caída del pelo suele tener repercusiones psicoemocionales más marcadas que en los hombres. De hecho, en varios estudios ha quedado patente que en las pacientes con cáncer el principal factor limitante a la hora de repetir los ciclos de quimioterapia es la alopecia. El hecho de no tener pelo y tener que ir con un pañuelo en la cabeza es un signo que para muchas indica enfermedad, un estigma social.
Hay muchas situaciones que producen alopecia, y decenas de nombres para denominarlas (de presión, para enfermos en cama durante largos períodos; neurótica, la de enfermos nerviosos; posparto; seborreica. asociada a un exceso de grasa en el cuero cabelludo con dermatitis seborreica; tóxica, causada por altas fiebres; traumática, producida por tirones o agentes químicos que destruyen los folículos, etc.).
En la mayoría de los casos el factor desencadenante suele ser de tipo hormonal o genético. El resto se debe principalmente a dietas inadecuadas, estrés y problemas de la piel como inflamación, infecciones y quemaduras
Los tipos de alopecia femenina más frecuentes son, en general, los mismos que afectan al hombre, aunque con diferencias significativas que ayudan al diagnóstico. La alopecia areata afecta a ambos sexos por igual, pero la androgenética es mucho más frecuente en varones. Cuando se produce en mujeres suelen influir factores hormonales, como una excesiva actividad de los andrógenos.
Además, una mujer puede sufrir el efluvio del postparto, que afecta a muchas madres a los 3 o 4 meses de dar a luz. Durante el embarazo los niveles altos de estrógenos aumentan el anclaje del pelo al cuero cabelludo. Cuando bajan esos niveles, ese pelo pasa a fase telógena y cae de golpe. Es una caída que también repuebla por sí sola.
Existen otras formas de alopecia exclusivas de mujeres postmenopáusicas, como la alopecia frontal fibrosante. Se trata de una alopecia cicatricial por la que se pierde pelo en la zona de la diadema.
Incluso hay alopecia por tracción, que se produce por el estiramiento excesivo prolongado por determinadas modas en el peinado, como “colas de caballo” o trenzas muy estiradas.
Otras causas
- Deficiencias nutricionales
- Déficit de hierro (con o sin anemia)
- Alteraciones tiroideas y metabólicas
- Pérdida de cabello inducida por fármacos
- Sífilis
- Trastornos hepáticos o renales.
- Enfermedades cutáneas localizadas a nivel del cuero cabelludo
Para prevenir la caída del pelo es necesario combinar una alimentación adecuada con un ritmo de vida saludable que no incluya procedimientos cosméticos agresivos
Los especialistas en dermatología afirman que la gran mayoría de los problemas capilares tienen tratamiento eficaz, sobre todo si se diagnostican a tiempo. La resolución óptima de la caída del cabello requiere de medidas preventivas que cualquier persona puede adoptar. Entre ellas, deben excluirse las dietas drásticas que pueden provocar caídas bruscas del pelo.
También se deben evitar las dietas pobres en oligoelementos o vitaminas, ya que provocan sequedad, aspereza o pérdida progresiva del brillo.